10.10.08

Contaron las malas lenguas.

La mujer iba gritando, dudando, llorando. Arrancandose los pelos de su cuero cabelludo, enterrabase sus uñas en las mejillas rosadas, sus ojos grises aparentaban salirse y se derretían como una vela que ilumina un cuarto oscuro.
En su rostro se veía la desesperación, el ansia de algo mejor; eso que nunca va a llegar. Se veía la incertidumbre del ser humano, y ella, un ser pagano, comenzó a preguntarse si realmente existía un paraíso para todos nosotros...

y es por eso que la internaron.