Ahorra la tarea de intentar ser un hombre.
Arranca con furia las agujas del reloj y las clava cual estaca en el corazon del tiempo, mientras la arena vuelve a caer podemos huir o ignorar o inventarnos excusas vagas,
pero el Dios sigue corriendo tras nuestro.
Imaginariamente, inconscientemenete, está pisandonos los talones, gritandonos a boca cerrada que debemos apurarnos, que la vida se acaba y que no hicimos nada para vanagloriarnos.
Que intentemos escalar el precipicio en el que caimos para dejar una huella en el camino de la historia.
Pero preferimos correr de la rutina, que no nos devore, que no nos consuma. Es mas facil tirarse en una colina y exhalar el smog que nos envenena
Porque nosotros, querido mio, no tenemos ni ganas ni tiempo de que nos recuerden por cosas que nunca hicimos.
