Hasta que la pequeña de flequillo no me reconozca más dentro de sí, correré y me convertiré en flor, en polen, en abeja, en miel. Convertiré mis pulmones en humo,
convertiré mis sueños en anecdotas frustradas,
convertiré mi sustantivo en adjetivo
para una ultima vez
reclamar un verbo inexistente.