31.8.09



La mente se abre bajo una cabellera que se agita mientras la mano toca la tinta derramada, sobre la madera talada yacen los sonetos vacios que escupió aquella mente décadas atrás, intentaba tocarlas para volver a sentirlas como propias una vez más.
Pero equivocadamente no sucedió, y solo se volvieron filas de letras con imperfecta simetría y poca contaminación.

Acá están, acá tenés a mis errores no tan ciertos, a mi dislexia literaria,

a mis versos sin sentido.