La materia fecal/mental nos inundo hasta las narices.
Aborresco cada vez que vomitas lo interno, desde la bilis hasta tus sueños, detesto cuando me contas eso que nunca pregunté.
A veces dudo en llamarte y volver, en si subir o bajar del subibaja primero o después.
Siempre tiemblo al no saber si quiero seguir siendo o no algo más que una simple mancha en tu camiseta.