No tengo miedo a tus monstruos de papel higiénico,
tampoco a la realidad mal contorneada que me presentan los restos de conversacion que chorrean de tus labios.
Entendí todo cuando miré hacia el punto vacío de tus pupilas, cuando tajante me dijiste algo que dibujo una media luna en mis facciones.
No, no digo cosas sin sentido.
Te estoy explicando mejor por qué me causas gracia.
(Mi bestias de Hojalata estarán listas por si acaso)
