5.5.09

Stop saying that we are invisible


(...) Volvía en el taxi y no pude evitar ponerme mal al pasar por la puerta del cyber al que entre una vez. Los dueños eran chinos, coreanos o algo de eso. Era un cyber de mala muerte, con unos 40 ordenadores, un olor a transpiracion humana terrible, y una limpieza que dejaba bastante que desear. Recordé, pues, mi imagen en tercera persona, en una de las computadoras mas alejadas, que estaba justo frente a la camara de seguridad del lugar, vestida con una remera verde y mis jeans rotos, desmaquillada y sin bañar. 
Me vi a mi misma consumida, perdida, aspirando cocaina en el medio de un lugar turbio y maloliente, desdreñada, casi muerta, una vez más.
No pude evitar largarme a llorar, porque aunque de esa etapa haya salido ilesa fisicamente, las secuelas que me quedaron (no por las drogas, sino por mi) fueron imborrables e inevitables. 
Colapso.
21:04 pm. Presente.
Me calmo, respiro, y sigo las luces de las calles, miro el precio como aumenta en el reloj del taxi.
Me enfoco, me encuentro.
Me averguenzo*, tiemblo, no me reconozco en aquellos recuerdos tan ajenos a la persona que soy ahora. Pienso, me seco las lagrimas, y rezo por jamas pasar por ese lugar horrendo de nuevo.


*: no tengo diéresis 
(no lo escribi yo)